- Quédate conmigo.
- Porqué?
- Porque ahí fuera no encontraras nada más, solo a mi.
- Me perdería mil vidas más como ésta sólo por el placer de volver a encontrarte, pero moriria antes de perderme las lagrimas que allá fuera me esperan.
- Quédate, te lo ruego.
- Aún eres un pez grande y tu estanque demasiado pequeño, morirás pensando las grandes cosas que pudiste haber hecho y nunca hiciste, y ¿ Para qué? Para consumirnos en un amor mediocre de personas incompletas? No...
- Dime qué debo de hacer, dime qué he de hacer por ti y te prometo que lo conseguiré.
- Madura, pequeño Martín, convierte tu pequeña pecera en un mar insondable donde tu seas el rey y todo el mundo, hasta quienes te odien, en el fondo te admiren. Complétate como persona para que en el momento de volver a encontrarnos las estrellas nazcan solas. Te amo y creo que te amaré siempre... te has llevado eso de mí, por eso nuestro adiós es más necesario que nunca, por eso nuestra historia...se queda aquí.
Y sin prisa, recogió sus cosas, y con una última mirada en el quicio de la puerta, se marchó. Y yo me quedé ahi, preguntandome mil cuestiones sin sentido que nunca encontraron respuesta, acariciando nubes como si fuesen su pelo y escribiendo éstas palabras que se ahogan día tras día en el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario