domingo, 7 de marzo de 2010

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Me dueles tanto que no se como explicarte
con palabras llenas de amargura el dolor
con el que me atenazas. Me invades en mi sombra
y no dejas de respirar mis ojos,
aunque ame el sufrimiento que me infliges
pues es lo único que de verdad siento tuyo,
no hay manera de sentirte tan cerca como
cuando me coses el alma a balazos.

Me importa un pito humillarme ante ti,
eres la única por la que merezco ser humillado,
jamás comprendí que esto pudiera ser así pero,
aquí me ves, tragándome la bilis por expresar
el deseo de estar cerca tuyo.

Sin embargo te vas, te hundes en la cápsula inembargable
del tiempo y sus vicisitudes, de pretéritos mezquinos que solo
son sombras de antiguos temores,
sin embargo te vas, y lo que hubiera sido un diez
se quedo con lastima en el 9 con 5. Porque, para que íbamos a engañarnos,
solo mirarte ya me valía el sobresaliente.