La realidad al fin y al cabo, se basa en el deseo. Y el deseo conlleva el pedir lo que no tenemos. Pedimos cosas. Cosas que necesitamos, o que quizás no, pero por algún sentido extraño del deber, parece que las necesitemos. A veces pedimos soledad, cuando no tenemos ni idea de lo que esto supone. Y nos damos cuenta cuando nuestro deseo se cumple. Entonces vemos lo que hemos deseado y comprendemos que esto no era lo que queríamos. Pero, hay cosas en las que cuesta dar marcha atrás. Sobre todo si no sabemos que queremos. Sobre todo si somos cobardes, y no somos capaces de ir a por lo que queremos, por miedo a...a todo, y a nada en concreto.
Y entonces nos conformamos con lo que tenemos, y la vida sigue, y lo que pasó, ya es historia, por no quisimos ir allí delante y decir cuatro verdades, por miedo a que la respuesta sea el rechazo, por que somos unos cobardes, y es entonces, cuando comprendemos esto, que el silencio anega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario